La fórmula
es crear la fórmula
con uña y miel
sobre nuestros escombros,
relamiendo abismos inciertos
con yuyitos del pasado
que alivianen el bullicio.
La fórmula
embadurnando nuestras cutículas
-hartas del deber ser-
a punto caramelo
para calzarse las proteínas
del placer.
La fórmula,
mi piel.